Sala de Prensa

09/12/2019

En diálogo participativo realizado en el Centro Penitenciario Femenino (CPF) de San Miguel

Madres que cumplen prisión preventiva con sus hijos consultan condiciones para anticipar su libertad

Las mamás privadas de libertad quieren evitar el dolor de separarse de sus hijos cuando éstos cumplan dos años, ya que ese es el límite de edad para que los niños puedan permanecer en el recinto penal.

Por José Ignacio Aguirre O.,
Defensoría Regional Metropolitana Norte.

Tal como ocurre en la generalidad de los recintos penales de mujeres del país, de las 700 internas reunidas en el Centro Penitenciario Femenino (CPF) de San Miguel, en Santiago, más del 80 por ciento están imputadas por delitos de drogas contemplados en la Ley N° 20.000.

Dentro de esta gran concentración de mujeres, quince de ellas están privadas con sus hijos menores de dos años, ejerciendo un derecho que el Estado les reconoce, a través de Gendarmería de Chile: no ser separadas de sus niños a tan corta edad.

De este y otros derechos que cautelan a estas madres dentro del proceso penal en el que están involucradas hablaron las internas  con profesionales de las Defensorías Regionales Metropolitanas Norte (DRMN) y Sur (DRMS).

Patricia Alvarado, defensora penal pública de la Zona 1 de Santiago (Santiago, Estación Central, Quinta Normal, Recoleta e independencia) y especializada en defensa de género, hizo una exposición general de la situación de los derechos de las mujeres privadas de libertad y destacó una consecuencia indesmentible que se da en estos casos: condenar y encarcelar a una mujer tiene consecuencias a veces devastadoras cuando se trata de madres, especialmente de niños pequeños y adolescentes. Ello porque muchas veces esto significa dejar a los niños a la deriva, lo que puede marcar muy negativamente su futuro.

CONSULTAS POR LIBERTAD
Al igual que en otros penales, la gran mayoría de estas internas está sometida a prisión preventiva por delitos de drogas. Por lo mismo, tenían muchas preguntas que apuntaban a cómo podrían recuperar su libertad, lo que implicaría que la medida cautelar que las afecta sea modificada por otra que también es intensa, pero menos compleja, como el arresto domiciliario total.

Lo importante para ellas, explicaron, es estar en su casa junto a sus pequeños. De hecho, hay algunas que tienen otros hijos, a quienes no han podido ver desde que fueron privadas de libertad.

Por otra parte, las madres de los niños mayores, que están cerca de cumplir dos años, estaban muy preocupadas por la eventual separación que podrían sufrir una vez que los pequeños cumplan esa edad, en el caso de que ellas permanezcan aún en prisión preventiva.

Patricia Alvarado explicó las condiciones que deben darse para poder revisar la prisión preventiva, pues hay elementos muy relevantes a considerar como la gravedad del delito, la reincidencia y el surgimiento de nuevos antecedentes que favorezcan una revocación de esa medida cautelar.

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