Sala de Prensa

18/03/2014

Columna de opinión del Defensor Regional de Los Ríos, Washington Fernández

Mega juicios

En esta publicación del Diario Austral de Valdivia Fernández reflexiona sobre la necesidad de excluir prueba redundante y sobre la pertinencia de revisar si los actores del sistema están debidamente entrenados para enfrentar la complejidad de juicios de gran envergadura.

El Defensor Regional de Los Ríos, Washington Fernández.

El Defensor Regional de Los Ríos, Washington Fernández.

Por Washington Fernández Gonzalez,
Defensor Regional de Los Ríos.

Se cuestiona la realización de juicios extensos por el gran número de pruebas que éstos implican, afectando la inmediatez, por cuanto los jueces naturalmente irán olvidando lo que la prueba les dijo conforme transcurren los días de juicio.

Mi primera reflexión es que si bien a más prueba mayores antecedentes para reconstruir lo sucedido y valorarlo jurídico-penalmente, ello no nos debe apartar de la necesaria exclusión de aquello que es claramente redundante. Ejemplo de esto es el caso de los llamados testigos de oídas, que sólo nos dirán lo que escucharon de aquel que declarará en juicio y cuyo testimonio es de primera fuente.

Lo mismo respecto de pericias de ciencias o expertos no acreditados debidamente y que generan el riesgo de aseveraciones seudotécnicas respecto de disciplinas sobre las cuales jueces e intervinientes son legos y, por tanto, susceptibles a equívocos por la fuerza de convicción que produce el afirmar que es verdad porque la particular ciencia lo dictamina.

Es necesario también revisar si se están produciendo acuerdos para  dar por cierto hechos que no inciden en las pretensiones de los intervinientes; si la judicatura está debidamente instando por este tipo de convenciones y si las partes tienen la suficiente altura de miras para pactarlos, evitando dilaciones.

La segunda reflexión es que, siendo inevitable que se programen largos juicios en casos como aquellos en que hay gran número de víctimas o el litigio versa sobre hechos complejos como lavados de activo o delitos bursátiles de envergadura y repetición, es pertinente revisar si los actores del sistema están debidamente entrenados, más allá de innatas habilidades, para hacerse cargo de la complejidad de los mega juicios, con métodos y técnicas adecuadas.

Habrá que estudiar si las academias están generando profesionales habilitados para ello y si los procesos de selección y capacitación de las entidades involucradas, están abordando esta problemática.

Sin ánimo de juzgar, sino de abrir debate reflexivo, es que lanzo estas líneas al ruedo de la reflexión con altura de miras. 

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