Sala de Prensa

18/04/2012

Columna de opinión:

Una apuesta por el futuro de Chile

La siguiente columna de opinión, escrita por el abogado Héctor Benavides, fue publicada la semana pasada por El Diario de Aysén.

Hace un par de meses -cuando ni siquiera pasaba por mi mente la idea que iba a tener la oportunidad de conocer la región de Aysén, ni mucho menos vivir en ella- recuerdo estar  sentado frente al televisor a la hora del noticiario central, viendo con preocupación que ante un nuevo “alunizaje” en Santiago -que sabemos, después de lo vivido en la zona, es el lugar donde realmente importa que pasen las cosas-, se solicitaba casi de manera conjunta por autoridades, policías, periodistas y opinión pública… ¡Que se haga justicia!, ¡penas ejemplificadoras!, ¡no más mano blanda con los delincuentes!, y la favorita… ¡Tenemos que acabar con la puerta giratoria!,  entre otras buenas intenciones sociales ya comunes para nuestros oídos.

Cuando ya perdía la atención en la noticia -y aparecían en pantalla muchos entrevistados alineados con estas peticiones que tanto aportan a nuestro crecimiento social-, nuevamente mi atención volvió al televisor, ante una entrevistada de unos 60 años de edad, quien señalaba que “la solución no esté en encerrar a la gente y construir más cárceles, sino que en la reinserción de las personas y sobre todo de los jóvenes que cometen delitos, para que no lo vuelvan a hacer”.  

Escuchar sus palabras -lo reconozco honestamente- me devolvió algo de tranquilidad, pues me convencí -al menos por ese instante- de que no estoy loco, o al menos no tanto, y pude confirmar que hay personas que, sin trabajar en el sistema, creen  que el camino es la reinserción y la prevención, y no el castigo “ejemplificador”.

Ahora bien, habrá que determinar dónde apostar nuestras fichas, y como diría en jerga de juego un buen apostador: “Lo importante es no apostar todas las fichas a un mismo número, aunque siempre, si realmente quiere ganar una buena cantidad, debe apostar la mayor cantidad de fichas a uno de ellos”.

En síntesis, un país siempre debe preocuparse por la reinserción de las personas que cometen delitos, pero la mayor cantidad de fichas debe apostarse a los niños y jóvenes, quienes por razones sociales, familiares y culturales han tenido cercanía con estas conductas.

Lamentablemente vivimos hoy en un país lleno de contradicciones, donde luego de la muerte de un joven atacado por su opción sexual, la opinión pública y los mismos medios de comunicación -que a estas alturas me parecen más legisladores que los democráticamente elegidos para ello- piden a gritos una ley antidiscriminación.

Y luego, sin ir más lejos, son los mismos medios que alzan la voz para que un adolescente de 17 años que ha cometido un delito sea enviado a un centro del Sename, exigiendo cárcel para él, tratándolo como un cáncer de la sociedad que hay que extirpar rápidamente. 

¿Sabrán estos jueces públicos que eso es una forma más de discriminar?, ¿sabrán que Chile es el país que más privados de libertad tiene en promedio por habitante en América Latina y que, en general, los países que más presos tienen (el más claro ejemplo es Estados Unidos) son también los que más reincidentes tienen? Y, por el contrario, ¿que cuanto menos prive un país de libertad a su gente, menos reincidencia tiene, y que esas cifras se doblan cuando hablamos de adolescentes? Me da la impresión que no.

La interrogante final es sumamente simple: ¿Qué Chile queremos construir? ¿Uno en que los niños y adolescentes en riesgo social de hoy,  sean presos mañana? ¿O uno en el que la intervención socioeducativa de estos mismos niños y adolescentes nos muestre que pudimos o al menos hicimos todos los esfuerzos por construir una sociedad mejor para ellos y para nuestros hijos?

El lector es libre de elegir su opción, pero espero que quienes toman las decisiones ya lo tengan claro.

Por Héctor Benavides,
defensor local de Cochrane.

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