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26/04/2018
Reportaje publicado en El Mercurio de Antofagasta
Teatro tras las rejas: una apuesta por la rehabilitación
El pasado viernes 13 de abril un grupo de internos del Complejo Penitenciario de Antofagasta salieron de su encierro para estrenar la obra “Resiliencia”, en el Teatro Pedro de la Barra, como finalización del proyecto “Autoría Teatral: Redescubro mi vida”, que ejecutó la Defensoría Regional de Antofagasta.
Por Daniel Contreras Palma,
periodista El Mercurio de Antofagasta.
“En mis 40 años años como docente y actor, ésta es una de aquellas ocasiones en que me emociono muy profundamente, no solo por lo bien que lo hicieron, sino porque es en este tipo de presentaciones en que la actuación y el arte se ven tan claramente como una expresión de vida, de libertad y de amor. Muchas gracias por este momento”, fueron las palabras de Raúl Rocco, director de la Compañía de Teatro de la Universidad de Antofagasta, tras finalizar la obra puesta en escena.
Sobre el escenario, el “Tatán”, el “Negro chico”, el “Tito”, “La Pancha”, el “Mono”, el “Dani”, el “Nico”, el “Huerta”, el “Fabián”, el “Ismael”, el “Pelusa”, el “Ricardo” y el “Moisés” fueron ovacionados de pie por el público que llegó hasta el Teatro Pedro de la Barra de Antofagasta, para el debut de la obra “Resiliencia”.
El elenco de actores llegó hasta el recinto teatral de calle Condell resguardado por un fuerte contingente de seguridad. El operativo consideró a 25 efectivos armados, algunos de ellos vestidos de civil entre el público, y una unidad canina que recorrió las instalaciones horas antes del debut, en busca de cualquier elemento sospechoso.
Todo fue preparado con dos semanas de anticipación. La instrucción era clara: si no están las condiciones de seguridad, el estreno se suspende. Sin excusas.
Horas antes del ansiado debut se vivía una atmósfera especial, dado que se trataba de la primera vez que un grupo de internos del Centro de Cumplimiento Penitenciario Concesionado (CCPC) Nudo Uribe salían de ese recinto para una actividad extramuros.
REINSERCIÓN PENAL
Se trata de un grupo de reos del Módulo de Reclusión Especial del Complejo Penitenciario de Antofagasta, quienes forman parte del proyecto “Autoría teatral: redescubro mi vida”, que ejecutó la Defensoría Regional de Antofagasta con financiamiento del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR).
La iniciativa tiene por finalidad beneficiar y ayudar a la reinserción de 20 internos con capacidades diferentes o bien con orientación sexual e identidad de género de personas gays, bisexuales y transexuales (GBT) y que se encuentran cumpliendo condena.
Esta idea, ejecutada por la Defensoría Regional, tuvo un costo superior a 6 millones de pesos y se desarrolló durante cinco meses, divididos en las etapas de difusión entre la población penal, la contratación de profesionales del mundo de las artes escénicas, un proceso desinhibidor, otro de creación y entrenamiento teatral para, finalmente, dar vida a una exposición.
Ésta contempló la socialización de las fotografías, poemas y escrituras creativas que han producido los internos. Además, se consideró una instalación teatral, música y micro-escenas en vivo, visualización de videos performances, obra teatral colectiva y un foro posterior con los integrantes del grupo.
La función fue programada para el pasado viernes 13 de abril, a las 19 horas. Los internos fueron trasladados desde Nudo Uribe por la Unidad de Servicios Especiales Penitenciarios (USEP) hasta el Teatro Pedro de la Barra.
Dos semanas antes se evaluó la dependencia, revisando los puntos débiles de la instalación. Junto con ello, se realizó un análisis de los internos participantes y de los familiares que participaron como público (no podían tener ningún tipo de contacto con los internos), investigando si pertenecían a redes de delincuencia dentro o fuera de la región. Mientras, un contingente de Gendarmería desplegó un perimetro de seguridad en las afueras del teatro. Nada podía salir mal.
En el elenco de actores hay desde condenados por tráfico de drogas hasta por homicidio. La marginalidad y la violencia ha sido una constante en la vida de la mayoría de los internos, incluso muchos han pasado gran parte de su existencia entrando y saliendo del sistema carcelario.
Una vez que todo estuvo listo y faltaban pocos minutos para el gran estreno, el público en la sala Pedro de la Barra se notaba ansioso. Claro, más de la mitad eran familiares de los interos. De pronto, desde los camarines retumbó al unísono el tradicional !Mierda, mierda! que los actores suelen expresar antes de salir a escena. La respuesta vino de forma inmediata desde el público: “Vamos que se puede niños”, “Te amo, hijo”.
A las 19 horas en punto se dio el vamos a la presentación y los nerviosos actores dieron vida a la historia construida por ellos mismos a partir de los talleres de expresión, creatividad y actuación que tuvieron desde noviembre, de la mano de la actriz y directora del proyecto, Constanza Bustos.
El relato de la obra en escena es duro como la vida de cada uno de los internos sobre el escenario. Uno de los primeros en salir es “Jaime” (34). Lleva cinco meses recluido en el centro penitenciario de Antofagasta por el delito de porte de munición y lesiones. En el montaje interpreta tres roles: un niño scout, un abuelo y un ex interno.
“Mi motivación fue cambiar de rutina y aprender algo nuevo que quizás en el medio libre no podría haberlo hecho. Participar en teatro ha sido bueno para mí, porque uno aprende cosa nuevas. Antes leía 50 páginas de un libro y lo dejaba ahí. Hoy puedo pescar un libro de 200 páginas y leerlo completo”, explica.
“Uno siempre está propenso a caer en el sistema carcelario y esto me ha ayudado para salir de cosas que anteriormente tuve problemas, como fue la pérdida de mi hermano. Gracias al teatro he sabido llevar bien este tema”, comenta “Jaime” en uno de los ensayos al interior de la cárcel previos al estreno y al que tuvimos acceso.
Por lo mismo, este recluso antofagastino insta a las autoridades a continuar con este tipo de iniciativas en pro de la reinserción de las personas privadas de libertad. “Esto nos ayuda a escapar de la rutina de la cárcel. Estuve en otros patios del penal y no se ve esto. Quiero hacer un llamado a las autoridades para que el arte y la cultura se propaguen en las cárceles del norte, para que la gente que está privada de libertad salga de la rutina del sistema carcelario”.
EL PROCESO
En cuanto al proceso de creación de este montaje, la directora -quien ya ha trabajado con presos de otras unidades penales del país, explicó que fue una experiencia bastante particular, diferente a otras veces.
"Si bien antes trabajé con gente de alta peligrosidad o baja conducta, en este caso me encontré con personas con algunos problemas mentales, como psicopatía. Al principio fue difícil con cosas tan básicas como que aprendieran a escuchar. La mitad de la gente estaba muy asustada. Sin embargo, al final todos se reponían al obstáculo con altura de miras. Con el correr de los ensayos fuimos sintiendo más cariño por parte de los internos. Hay que ganarse un poco el espacio entre ellos. En este caso nosotros trabajamos sobre la base del teatro del oprimido y del teatro imagen, que son técnicas comunitarias”, señala.
Otras de las dificultades que debió sortear la actriz y directora con este grupo de internos fue que muchos no sabían leer, por lo que se vio en la necesidad de recurrir a otras técnicas teatrales.
“Trabajamos separado el texto del cuerpo. Como profesora de dramaturgia tengo otra impronta con la escritura y la enseño por otro lado. Durante tres meses nos dedicamos a trabajar la exploración corporal. Es un entrenamiento físico de alta exigencia y de creación constante. A partir de esto, ellos fueron encontrando imágenes espontáneas en el cuerpo donde estaban también las marcas del estado de presurización que tiene cada uno", recuerda.
Otro de los presos que participó en la puesta en escena es “Víctor” (20), quien está detenido por tráfico de drogas a la espera de su condena. Además, él es uno de los dos presos en silla de ruedas que integran el elenco. “Víctor” quedó en esa condición tras un “accidente” que tuvo mientras se encontraba recluido en el Centro de Internación Provisoria y Régimen Cerrado (CIP-CRC) de Antofagasta (ex Surgam).
“Me siento libre cuando estoy aquí. Nunca había hecho algo así. Es como salir de la rutina de la cárcel y sentirse en la calle. Es una sensación de alegría poder compartir sobre un escenario con mis compañeros”, afirma.
MINI GIRA
Durante las próximas semanas, al menos cinco de los internos que participaron de este montaje saldrán en libertad.
El proyecto consideraba una única presentación de la obra fuera del penal antofagastino. Sin embargo, fue el propio director regional de Gendarmería, coronel Pedro Ferrada Quintana, quien tras el fin de la obra anunció que autorizaría una gira por las cárceles de la región, comenzando mañana en el Centro Penitenciario Femenino de Antofagasta.
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