Sala de Prensa

20/03/2013

Carta del Defensor Nacional al director del diario El Mercurio:

Dignidad humana

Tras presenciar diversos controles de detención en el Centro de Justicia de Santiago el pasado viernes, Georgy Schubert fue testigo de un caso impactante, que relata en esta misiva.

Señor director:

El viernes 15 de marzo, cerca del mediodía, estaba en el Centro de Justicia, presenciando controles de detención. Ingresó para control por hurto un hombre sostenido por dos gendarmes. Estaba visiblemente intoxicado con alcohol,  sucio y con dos grandes heridas recientes suturadas en la parte posterior de la cabeza. Apenas se sostenía en pie.

Iniciada la audiencia, no podía hablar y no respondía. Instantes después se desmayó de su silla y comenzó a convulsionar. Quedó botado en el piso. Gracias a la proactividad del juez de garantía, a la intervención de los defensores y la buena disposición de Gendarmería, se suspendió la audiencia y se ordenó que fuera trasladado por dicha institución a la Posta Central.

Como no era posible determinar la real gravedad de su condición, la atención médica era urgente. El certificado de lesiones no mencionaba las heridas en la cabeza. Al ser sacado de la sala de audiencias, se le cayeron los pantalones y quedó expuesto en ropa interior.
 
Independientemente que cuesta imaginar cómo esa persona pudo cometer un hurto en las condiciones de intoxicación etílica en las que debió estar el día anterior, no entiendo cómo llegó a una audiencia de control de detención en ese estado físico y mental. Cómo fue detenido, informado de sus derechos, trasladado, recibido en tribunales y por qué no fue llevado a entrevista con un defensor antes de ser presentado al juez.
 
Estos problemas no se solucionan con reformas legales. Por eso, uno de los principales ejes del proyecto de perfeccionamiento al sistema procesal penal recientemente presentado a tramitación por el Ejecutivo se refiere a la necesidad de que los actores se coordinen y capaciten, para mejorar el tipo de servicio que brindamos a la comunidad.
 
Nuestra sociedad tiene el legítimo de derecho a que el delito sea perseguido y sancionado, pero eso no puede hacerse al costo de poner en riesgo la integridad física y moral de nadie. Eso es respeto por la dignidad humana y en un sistema penal se ve reflejado si tiene un valor real para nosotros.  
 
Georgy Schubert Studer,
Defensor Nacional.

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