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Prevenir antes que sancionar

17/02/2017

Columna de opinión

Prevenir antes que sancionar

El siguiente artículo fue publicado en el El Diario de Aysén

Enrique Velásquez Trujill

Jefe de la Unidad de Estudios Defensoría Regional de Aysén

A través de los años, nuestro país ha ido adecuando su legislación penal buscando dar una respuesta apropiada a los diversos tipos de delitos que se producen en nuestro país, satisfaciendo principalmente los intereses de la sociedad y de las víctimas.

Sin embargo, creo importante señalar que, aun cuando es relevante mantener un cuerpo legal acorde a los tiempos que vivimos, respetuoso de los derechos humanos y que cumpla con los compromisos de los convenios internacionales a los que ha suscrito nuestro país; es tanto o más relevante, diseñar estrategias de prevención de aquellos delitos que se repiten con frecuencia en nuestro territorio.

No es que este proceso no se esté realizando, muy por el contario, sabemos que desde los diversos servicios públicos el Estado invierte recursos y energías en este sentido. Sin embargo, aún falta camino por recorrer. Necesitamos interpretar la realidad que viven quienes están en situaciones sociales más vulnerables, de manera que este análisis dé paso a medidas efectivas, multisectoriales y coordinadas que logren su objetivo preventivo. Proponer lo contrario, continuará confundiendo a la población con la idea que, aumentando las penas y ampliando el catálogo de delitos, disminuirá la delincuencia.

La gran mayoría de los delitos son evitables, en la medida que abordamos desde su raíz las situaciones que los gatillan. El entorno, los problemas económicos, educativos, culturales; las vicisitudes que afectan a un grupo familiar, tienen gran influencia en el actuar de las personas, sobre todo si estas duras condiciones se han vivido desde la infancia. Si entendemos esta situación, tenemos la oportunidad de trabajar con las familias, las escuelas, los ambientes laborales, y otros entornos, de manera de ayudar a que las personas superen estos problemas, evitando – o al menos intentando – que sus conductas terminen constituyendo delitos.

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