Sala de Prensa

23/04/2012

Fue desarrollado por la Defensoría Regional de O´Higgins

Internos en situación especial de la cárcel de Rancagua realizan cierre de taller de yoga

Son jóvenes homosexuales, minusválidos y con VIH que participaron en este proyecto, financiado con fondos deportivos del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR).

“Los homosexuales, los que padecen VIH y los que tienen problemas físicos y mentales somos una parte mínima de la población penal y por ello, no somos comúnmente beneficiados con talleres recreativos ni laborales. No tenemos en qué ocupar la mente ni el tiempo y por eso esta actividad organizada por la Defensoría es muy especial para nosotros”, dice “El Gitano” para agradecer una iniciativa de la DPP de O’Higgins que les permitió participar de un taller de yoga durante cinco meses.

El proyecto fue adjudicado a la Defensoría por el Consejo Regional, instancia que aportó más de 9 millones de pesos provenientes del 2 por ciento del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) destinado a actividades deportivas, para que unas 680 personas privadas de libertad de la región tuvieran actividad física durante seis meses, entre ellas estos internos de situación especial de la cárcel de Rancagua.

“No sólo se trata de mantener ocupadas sus horas de ocio para reducir la ansiedad y los espacios para las agresiones, sino de enseñarles herramientas para combatir su estrés y mejorar la calidad de vida que llevan en el encierro”, explicó el Defensor Regional, Alberto Ortega, durante la ceremonia de cierre del curso.

Ortega agradeció a Gendarmería por haber entregado las facilidades necesarias para la ejecución de estos proyectos y también el apoyo que anualmente ha otorgado el gobierno regional a estas iniciativas.

VEINTE PARTICIPANTES
Los 20 participantes que tuvo el taller de yoga se mostraron muy contentos por la iniciativa y varios de ellos explicaron que gracias a las técnicas enseñadas por la monitora aprendieron a tener mayor control sobre sus reacciones y a aliviar sus dolencias.

“Hace varios años que tengo Sida y los medicamentos me perturbaban el sueño. Acá la monitora nos enseñó a relajarnos a través de la respiración y ahora duermo muy bien. Además, me conecto con mi mundo interior para aliviarme y sentirme mejor”, aseguró uno de los jóvenes internos.

La ceremonia finalizó con una muestra de lo aprendido durante el taller, lo que estuvo a cargo de la maestra María Eugenia Hernández.

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