Sala de Prensa

11/05/2006

Alejandro Villa Biott, defensor licitado de Diego de Almagro:

“No nos olviden”

El abogado relata su experiencia en el aluvión que sacudió a la región de Atacama el pasado 25 de marzo. Y advierte: "Que no aparezcamos en las noticias no significa que este problema se haya solucionado".

Por Claudia Jiménez C.,
Defensoría Regional de Atacama.

“Ese día no había agua en Diego de Almagro. Me levanté temprano para arreglarme, ya que tenía control de detención en Chañaral y además estaba lloviendo. Salí a la calle y me fijé en el río, que en ese momento no tenía pinta de desborde, pero a los pocos minutos me dí cuenta que ya estaba corriendo un poco de agua por las calles y mi papá me dijo, ‘ándate ahora y cruza la línea del tren antes de que haya más agua, tengo un mal presentimiento’”.

Alejandro Villa Biott, el defensor licitado de Diego de Almagro, recuerda que le pidió a su padre que se fuera con él, pero el hombre no quiso acompañarlo y se quedó solo en la casa que comparten mientras él trabaja en la región, ya que sus días libres viaja a acompañar a su señora a la comuna de Combarbalá, en la Cuarta Región.

“Cuando tomé mi auto, el agua ya había subido varios centímetros y al avanzar me di cuenta de que venían muchas familias y trabajadores arrancando hacia el otro lado de Diego, pasando la línea del tren y el agua seguía subiendo, cuando logré cruzar me di cuenta que la situación era grave. Llamé a mi papá y le dije que saliera de ahí, que se estaba poniendo peligrosa la cosa, pero se cortó la llamada y no supe más de él”, comenta.

COLAPSO DE QUEBRADAS
Las 18 quebradas que se vieron sobrepasadas por la lluvia incesante de aquel miércoles 25 de marzo azotaron la localidad cerca de las 9 de la mañana. Ahí se encontraba Alejandro, como un espectador más, viendo cómo el agua arrasaba con todo lo que encontraba en su camino, aunque sólo tenía en su mente a su padre, que se encontraba solo al otro lado del río.

“Los bomberos fueron los primeros en ir a rescatar a la gente. Cada vez que cruzaban tenía la esperanza de ver a mi papá, pero nunca apareció. Cerca de las 10:30 se les rompió una de las palas y como el cauce estaba muy violento, dijeron no cruzamos más, es muy peligroso. Ahí comenzó la desesperación de la gente y la mía. Qué hacíamos, sólo nos quedó esperar”.

Recién al día siguiente, jueves 26 de marzo, a eso de las 10 de la mañana, Alejandro encontró a su padre con vida. El hombre había resistido más de 20 horas sobre los techos de casas vecinas, ya que su hogar -que había adquirido hace pocos meses- fue completamente destruido por el aluvión.

“Lamentablemente perdí mi hogar, en el cual recibo a mis tres hijos: Javiera, de 15 años;  Renato, de 12, y Carolina, de 5, pero mi padre salió ileso y eso me tiene tranquilo. Acá aún no tenemos agua, el  escenario es desolador. Que no aparezcamos en las noticias no significa que este problema se haya solucionado. No nos olviden”, dice con énfasis.

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